Ingredientes
250g de harina
125g de mantequilla
100g de azúcar
2 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
Precalentamos el horno a 180ºC. La mantequilla la dejamos a temperatura ambiente hasta que ablande, pero si no nos da tiempo la ponemos unos segundos en el microondas.
Mezclamos el azúcar, con la mantequilla e incorporamos la vainilla y los huevos (los batimos un poco antes de añadirlos). Añadimos la harina y seguimos mezclando, con mucha paciencia porque al principio queda una masa muy pegajosa. Amasamos, amasamos y amasamos hasta conseguir la consistencia adecuada.
Extendemos la masa en una superficie anti-adherente (añadimos un poquito de harina si es necesario) y la estiramos con un rodillo. El grosor dependerá de cómo nos gusten, pero tener en cuenta que al meterlas en el horno se hinchan un poquito. Cogemos los cortadores y les vamos dando la forma que queramos. Los trozos que quedan se vuelven a juntar y volvemos a extender la masa para seguir con las formas.
Ponemos una lámina de papel de horno y colocamos las galletas en la bandeja dejando espacio para que cuando se hinchen, no se toquen entre ellas. Las dejamos unos 10 – 15 minutos con el horno a 180ºC y vigilando, hasta que estén doradas. Las sacamos del horno y las dejamos enfriar.
Esta vez las decoré con corazones de fondant rojo y blanco. Algunas las hice piruleta, añadiendo un palillo largo a la masa una vez ya está cortada en forma de corazón, antes de ponerlas en el horno.
El fondant se amasa, se estira y se corta con la forma que queramos. Y para enganchar el fondant a la galleta, humedecemos con agua entre ambas superfícies (pero muy poquita… podemos hacerlo con un dedo, mojándolo y como si pintáramos)
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